lunes, 15 de marzo de 2010

El conocimiento historico y la enseñanza de la historia

Ensayo sobre al artículo “El conocimiento histórico y la enseñanza de la historia” de Andrea Sánchez Quintanar, Facultad de Filosofía y Letras.

¿Cómo enseñar a enseñar historia? Una pregunta inmensa que engloba tan solo en el enunciado dos ramas del conocimiento tan complejas como lo son la enseñanza y la historia, el llegar a comprender alguna de las dos implica un trabajo de vida que nunca termina, nos haría falta muchas vidas para llegar a comprenderlas en su totalidad y eso si las vemos como un conocimiento que no es dinámico, características que ninguna de las dos tiene, ya que son conocimientos como todas las humanidades en un continuo cambio y en una constante renovación, ya sea interpretativa o paradigmática.

Hablar de educación implica plantearse la pregunta ¿Qué es la educación? La definición de la maestra Andrea Sánchez Quintanar me parece de lo más conveniente para citar en este ensayo:

“Concibo la educación como un proceso humano, vital, socialmente condicionado y por lo tanto cambiante, complejo y contradictorio, que se realiza a través de una interrelación entre un factor educativo y un factor educador y que consiste en

Enseñar, Aprender,Proyectar, Trasmitir, Ideologizar, Enajenar , Desenajenar

todo un conjunto de elementos como los siguientes:

Conocimientos, Valores, Actitudes, Ideas, Aptitudes, Patrones de conducta, Interpretaciones

Todo lo cual produce necesariamente un cambio, así sea muy pequeño o muy lento, tanto en el educador como en el educando”

Como lo menciona la autora, es un proceso humano; como historiadores y como maestros creo que no hablamos solo de una profesión o un trabajo que te va a proporcionar un bienestar económico, sino quienes decidimos dedicarnos a esta profesión –en mi caso apenas estoy empezando este camino- es por el gusto y la pasión de disfrutar este quehacer y de tomarlo como un estilo de vida, de que no es solo un trabajo, sino es parte sustancial de la vida. Ya sea formado como investigador o como docente se deben de tener en cuenta los conocimientos adquiridos, no solo como un conocimiento acumulativo, sino crítico y analítico que forma parte de un ciclo de vida, tanto de sociedades como de individuos. Debemos comprender a la historia no como un hecho o un proceso cerrado, sino como un flujo en el que convergen todos y cada uno de los sistemas: económicos, sociales, religiosos, políticos, culturales, científicos, así como también la vida de aquellos hombres que marcaron una época.

Las seis categorías del conocimiento histórico para la enseñanza y la difusión que menciona la autora son:

· Ubicación temporal

· Ubicación espacial

· Los sujetos de la historia

· El papel del individuo en la historia

· La interrelación de las esferas de la vida social

· La relación con el presente

En estos puntos se ve representado el conocimiento adquirido por un historiador y en qué forma percibe la historia, de la mezcla entre el dato duro y la interpretación teórica, así como la trasmisión de este conocimiento.

El incluir el término metodológico de “otro” en este proceso de enseñanza me agrada mucho porque me ayuda a comprender o ha ejemplificar más este ciclo educativo. En trabajos antropológicos siempre se observa el estudio de la otredad, el estudio de cierto grupos social distinto al nuestro, y desde esta perspectiva de distancia y acercamiento se llega a la comprensión de este grupo, por supuesto que es un trabajo mucho más complejo pero quiero ejemplificar que así como un antropólogo visita una comunidad y la observa, debe de estar consciente del propio mundo del que viene, que cuenta con una formación académica, que tiene ciertos pautas culturales que lo marcan y lo hacen observar ciertas cosas; de igual modo el educador que llega ante un educando debe estar preparado y consciente de sus debilidades y fortalezas, debe observar al educando como este “otro”, pero no como otro en el sentido excluyente, sino complementario. En el que la forma en que uno se acerca al otro existe este conducto de empatía para poder recíprocamente aprender.

Este proceso de enseñanza, es un proceso de comunicación entre un receptor y un emisor, podríamos observar el conocimiento histórico como el mensaje y situar al educador y educando indistintamente tanto como emisor como receptor. En el momento en el que el maestro comienza a enseñar y está trasmitiendo un mensaje- el conocimiento- a un receptor, el alumno; pero como todo proceso de comunicación el ciclo no se cierra ahí, ya que el alumno pasa a ser emisor en el momento de manifestar dudas y comentarios, se puede decir que en este dialogo el conocimiento se resignifica y el profesor pasa a ser receptor. La confrontación entre un conocimiento histórico y la realidad de los actores en la comunicación resignifican también el mensaje mismo, el conocimiento, y enseñanza que obtiene cada uno cambia, se codifica y se recrea para formar un nuevo conocimiento didáctico e histórico.

lunes, 8 de marzo de 2010

Mis primeras enseñanzas de la didáctica de la historia

Escrito entorno a las lecturas:

Paulo Freire. Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI, México, 1994, pp.28-42.

PRIMERA CARTA

José M. Esteve, La aventura de ser maestro, Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros EducativosUniversidad de Navarra. 4 de febrero de 2003.

La realización de este ensayo desde sus inicios en la lectura, los comentarios a estas y la realización del escrito, debo confesar que no fue algo sencillo para mí, si bien las lecturas son agradables y fáciles de digerir, el hecho de comentarlas y de ensayar sobre ellas me fue difícil. Algunos dirán ¿Por qué difícil, si son muy entendibles? Creo que desde la lectura que hice de ellas, su contenido me llevó a contemplarme un poco más a fondo sobre mi misma labor como estudiante y mis relaciones con mis maestros, así como mis aptitudes de aprendizaje. Ya el escribir sobre temas diversos es difícil, el contemplarte tu mismo creo que siempre es una labor más compleja.

Creo que para llegar a acceder a una nueva labor como lo es la docente, debo de tener en cuenta mi formación anterior en todos estos aspectos - aunque parezca una confesión personal, espero no perder de vista las enseñanzas de las lecturas- para poder llegar aprender a enseñar enseñando, necesito recordar mi posición en este proceso, mi posición como estudiante que soy, y del como fui participe de mi educación, de cómo mis maestros llegaron a inspirarme la curiosidad por cierto saber y de cómo yo llegue a él. Tal y como dice la carta de Freire se tiene que replantear la lectura, el texto y el contexto, en mi caso creo que me hizo replantearme mi propio contexto.

De las aptitudes de enseñanza y de aprendizaje creo que apenas es una aventura que estoy empezando, estoy comenzando a aprender a leer y comprender, a aventurarme en un proceso de escribir que con anterioridad no había hecho, tal vez la dificultad que comentaba de realizar este texto radique también en ella, pero creo que el reconocerme en mis debilidades y fortalezas es la libertad que me pude dar para poder trabajar sobre ellos y aprender de mis ensayos y errores. ¿Qué tiene que ver esto con la enseñanza y el ser maestro? Pues mucho, ya que desde un principio de mi formación en la licenciatura en historia mi anhelo era ser maestro y en el trascurso de mi vida académica, se ha reafirmado este anhelo y se a retroalimentado mucho más, estas lecturas me abren un panorama más amplio de lo que deseo ser y la labor que quiero realizar en el futuro.

Tal vez este texto en vez de ser un ensayo sobre las lecturas leídas, se asemeje más a una declaración personal, pero al hablar de un poco sobre lo que pienso de ellas y lo que me movió me parece una mejor manera de abrir el blog de didáctica de la historia y decir que este trabajo apenas empieza, que la enseñanza no es el fin último del camino, sino es el camino mismo, el aprender a andar disfrutando cada instante de la enseñanza y el aprendizaje.