Ensayo sobre al artículo “El conocimiento histórico y la enseñanza de la historia” de Andrea Sánchez Quintanar, Facultad de Filosofía y Letras.
¿Cómo enseñar a enseñar historia? Una pregunta inmensa que engloba tan solo en el enunciado dos ramas del conocimiento tan complejas como lo son la enseñanza y la historia, el llegar a comprender alguna de las dos implica un trabajo de vida que nunca termina, nos haría falta muchas vidas para llegar a comprenderlas en su totalidad y eso si las vemos como un conocimiento que no es dinámico, características que ninguna de las dos tiene, ya que son conocimientos como todas las humanidades en un continuo cambio y en una constante renovación, ya sea interpretativa o paradigmática.
Hablar de educación implica plantearse la pregunta ¿Qué es la educación? La definición de la maestra Andrea Sánchez Quintanar me parece de lo más conveniente para citar en este ensayo:
“Concibo la educación como un proceso humano, vital, socialmente condicionado y por lo tanto cambiante, complejo y contradictorio, que se realiza a través de una interrelación entre un factor educativo y un factor educador y que consiste en
Enseñar, Aprender,Proyectar, Trasmitir, Ideologizar, Enajenar , Desenajenar
todo un conjunto de elementos como los siguientes:
Conocimientos, Valores, Actitudes, Ideas, Aptitudes, Patrones de conducta, Interpretaciones
Como lo menciona la autora, es un proceso humano; como historiadores y como maestros creo que no hablamos solo de una profesión o un trabajo que te va a proporcionar un bienestar económico, sino quienes decidimos dedicarnos a esta profesión –en mi caso apenas estoy empezando este camino- es por el gusto y la pasión de disfrutar este quehacer y de tomarlo como un estilo de vida, de que no es solo un trabajo, sino es parte sustancial de la vida. Ya sea formado como investigador o como docente se deben de tener en cuenta los conocimientos adquiridos, no solo como un conocimiento acumulativo, sino crítico y analítico que forma parte de un ciclo de vida, tanto de sociedades como de individuos. Debemos comprender a la historia no como un hecho o un proceso cerrado, sino como un flujo en el que convergen todos y cada uno de los sistemas: económicos, sociales, religiosos, políticos, culturales, científicos, así como también la vida de aquellos hombres que marcaron una época.
Las seis categorías del conocimiento histórico para la enseñanza y la difusión que menciona la autora son:
· Ubicación temporal
· Ubicación espacial
· Los sujetos de la historia
· El papel del individuo en la historia
· La interrelación de las esferas de la vida social
· La relación con el presente
En estos puntos se ve representado el conocimiento adquirido por un historiador y en qué forma percibe la historia, de la mezcla entre el dato duro y la interpretación teórica, así como la trasmisión de este conocimiento.
El incluir el término metodológico de “otro” en este proceso de enseñanza me agrada mucho porque me ayuda a comprender o ha ejemplificar más este ciclo educativo. En trabajos antropológicos siempre se observa el estudio de la otredad, el estudio de cierto grupos social distinto al nuestro, y desde esta perspectiva de distancia y acercamiento se llega a la comprensión de este grupo, por supuesto que es un trabajo mucho más complejo pero quiero ejemplificar que así como un antropólogo visita una comunidad y la observa, debe de estar consciente del propio mundo del que viene, que cuenta con una formación académica, que tiene ciertos pautas culturales que lo marcan y lo hacen observar ciertas cosas; de igual modo el educador que llega ante un educando debe estar preparado y consciente de sus debilidades y fortalezas, debe observar al educando como este “otro”, pero no como otro en el sentido excluyente, sino complementario. En el que la forma en que uno se acerca al otro existe este conducto de empatía para poder recíprocamente aprender.
Este proceso de enseñanza, es un proceso de comunicación entre un receptor y un emisor, podríamos observar el conocimiento histórico como el mensaje y situar al educador y educando indistintamente tanto como emisor como receptor. En el momento en el que el maestro comienza a enseñar y está trasmitiendo un mensaje- el conocimiento- a un receptor, el alumno; pero como todo proceso de comunicación el ciclo no se cierra ahí, ya que el alumno pasa a ser emisor en el momento de manifestar dudas y comentarios, se puede decir que en este dialogo el conocimiento se resignifica y el profesor pasa a ser receptor. La confrontación entre un conocimiento histórico y la realidad de los actores en la comunicación resignifican también el mensaje mismo, el conocimiento, y enseñanza que obtiene cada uno cambia, se codifica y se recrea para formar un nuevo conocimiento didáctico e histórico.
Paco: me agrada mucho que esta lectura de la doctora Andrea Sánchez Quintanar, te haya aportado excelentes reflexiones que reflejas en tu escrito: en verdad, la educación es un proceso humano vital,que siempre debemos de tener presente a lo largo de nuestra vida, y a veces se nos olvida el "otro", quién está aprendiendo, qué problemas tiene, ¿me estaré explicando lo sufiente, que me entiende?.
ResponderEliminarEn el proceso de enseñanza debe de haber la suficiente comunicación entre un emisor, y como diría el doctor Raciel Martínez un perceptor, más que receptor. Pero esa comunicación debe ser constante, permanente, abierta.
Y aunque la doctora menciona en su texto que "no hay recetas", creo que con las otras lecturas, podemos complementar que el docente siempre debe estar actualizado, y ser muy observador, para constar si el alumno está asimilando los conocimientos, y los maneja.
Un afectuoso saludo.
Mtra. Ana María